20 de octubre de 2010

Instante nº 45


Tu y yo sabemos que existe un lugar abandonado por la luz, descuidado por el mal uso, que agoniza entre una caterva de sentimientos no expresados. Un territorio sobre el que no tenemos dominio y que cuando se agita bajo la conspiración de las emociones heridas, sacude el mundo entero y nos flagela el alma.
Pero también sabemos que hay un lugar en el  interior donde espera un niño con la cara lavada. Sobrevive en una ciudad infinita, en una región de destellos apagados que no reconoce idioma ni necesita aval, pero donde las ventanas siempre están entornadas, los portales son brechas abiertas de par en par y por sus puertas, sin cerraduras pasan el escombro y la naranja.
Todas las cosas de este mundo desfilan por allí, sin importar el aire extraño que puedan dejar porque al final dentro se queda lo que se queda, para instalarse en las paredes desconchadas del corazón, junto a la quietud templada de las fotos, perdidas para siempre en los bolsillos, adheridas a los pasillos blancos y los corredores negros, en el pan sin prisa de los domingos, impregnando las almohadas, destilando su fragancia, una ciudad infinita que te quiero mostrar.

Música de Künstliche Welten: https://youtu.be/N5LxTaBmH-M



A este lado del puente las cosas no son muy distintas. Los sábados por la noche son lo mismo en cualquier parte del mundo, da igual cual sea el plato del día o la oferta del mes. Se miran los unos a los otros esperando a que alguien se decida a concebir algo. Se buscan, se mezclan para disolverse, para formar otra entidad; el colectivo, ese que pronuncia el epíteto y condena la individualidad a la admonición, a la trivialidad concertada de la vida.

Nos ofrecerán nuevas cremas y nosotros iremos cambiando de marca, tocarán el silbato y sin saber porque saltaremos, y en el soliloquio de medianoche, frente a un televisor que ya no miramos, tarde o temprano terminaremos haciendo algo de literatura.




 

En algún punto del camino nos vendieron una idea sin ticket de compra; la idea de poder caminar sobre las aguas, la idea de tener que alcanzar eso que llaman “sentirse realizado” o lo que es lo mismo, ser útiles para nuestro uso, con el inconfesable anhelo de dejar un rastro de transcendencia en los océanos del tiempo. Pero lo cierto es que somos tan leves, múltiples y ocultos para las estrellas, cómo ellas lo son para nosotros.

 





Un día de ruido claro buscaremos en los bolsillos y no encontraremos nada, entonces comprenderemos que ninguna gloria nos esperaba al otro lado de la ventana.
Sin embargo, como si se tratase de un cuajo desprendido del techo en ocasiones podemos dejar que suceda el único y auténtico milagro; me refiero al sensual juego de gozar la vida sin atender al futuro, celebrar sin saber que nos estamos haciendo a fuego lento.

El resto, en realidad poco importa. ¿Quién puede saber que nos deparará la historia por más que analicemos la estadística voz de la experiencia?


 



Música de Obscenity Trial: https://youtu.be/xbSi_W9dwMo



Y mientras todo gira yo sigo por aquí, trazándote inevitablemente en mi cabeza, suspendida en la abstracción del visitante inesperado, testimoniando mi estancia en un trozo de papel ajado para después apuntalar parte de lo que soy en el engañoso imperio de la red.
Qué extraño. Me siento cómoda en lo extraño. Desfilo por el borde de lo inmediato mientras recojo la gracia que nos protege a los confiados. Tal vez sea por este frío o por la oscuridad que impera fuera, que tiene menos motivos para discutir con la que llevamos dentro.

 







 

Sí, se puede avanzar sin sueños. Se puede sonreír sin la proyección de lo calculado. Se puede estar sin saber que me ha traído hasta aquí, simplemente observando el estado de las cosas, navegando entre océanos de trazos imprevisibles, ignorando la sensación de que hay algo que está fuera de sitio, de que hay un aire emboscado que nos rodea.
Somos niños con máscaras pintadas en el rostro, con la filtración de las vulnerabilidades asomándose por los rictus cincelados en los ojos, en las comisuras de nuestros labios.
 





 Música de Fictional:




Vuelvo un poco menos adherida, un poco mas llena de nada. Atrás dejo un día blanco, lento y apretado y otro tibio y distraído que surcó destellos de plata con vuelo temerario.
Vuelvo con la convicción de que para vivir hay que soltar lastre, que toda calle tiene dos aceras y todo encuentro una búsqueda y una espera.
Vuelvo con la certeza de que no me he movido de sitio, de que mi pulso es fuerte, antiguo y suave y mi posición desordenada y flexible, como sólo pueden serlo las cosas duraderas.

Vuelvo comprendiendo que el pensamiento es un baile de nubes, que las conclusiones brotan y mueren a la orilla de cada intervalo y que hoy… es el primer día del resto de nuestras vidas.


Música de

11 de octubre de 2010

Instante nº 44















Es una cuestión de ser en el sitio que me corresponde, en el lugar que me tienta, una cuestión de reconciliarme con los líquidos y las sombras, de querer destripar el mundo para saber que me muerde por dentro, de permitir que me penetre despacio, ajeno, porque a pesar de toda la espuma que lo circunda, sé que debajo hay un estanque de crestas azules donde la vida se va cuajando. Es una cuestión de sentir, no de pensar y de permitir que las constelaciones hagan su trabajo. Un asunto inmejorable para restituir un pronóstico inmerecido.

Música de Jamiroquai: https://youtu.be/n3EsPTX0wuQ