15 de noviembre de 2009
Instante nº 1
Recuerdo la plancha de hierro, el agarrador de tela hecho por ti y ese olor puro a recién nacido de las sábanas de algodón.
Recuerdo tus palabras: la vida es una mierda cariño mío, no te la tomes tan en serio.
Recuerdo un chicle perdido en el beso de tu oreja.
Recuerdo un amanecer irrumpiendo como un alarido al filo de una noche sin sentido.
Recuerdo un lago pequeño con cisnes y una mano pequeña sujetando un puñadito de hierba fresca.
Recuerdo el olor a bollo, aguardando al fondo de mi cartera roja, olor a caramelo olvidado, a mantequilla tostada y naranja.
Recuerdo tu mano insomne y poderosa que prometía un verano infinito.
Recuerdo aquel puente vaporoso, el río oscilante y la verja repleta por todos los candados del mundo; excepto por el nuestro.
Recuerdo un briguito corto y de botones grandes que me hacía sentir una persona interesante y abrigaba toda la confianza en los días aún por estrenar.
Recuerdo el sol mordiéndonos la piel, el aire mimado por la promesa de lo indestructible y una canción machacona de los Beatles que nos besaba el vientre.
Recuerdo una habitación pequeña escondida en el estómago del mundo y un refugio de soledades acertadas.
Recuerdo una sombra junto a la ventana, la luz indiscreta del pasillo llamando a mi puerta y el rostro de un hombre plantado en el umbral con el rostro bañado en lágrimas.
Recuerdo el tirador de una puerta, el cristal roto y unas gotas de sangre sobre el marcador del teléfono.
Recuerdo unos ojillos pequeños, una boca verdadera y un corazón roto y bondadoso.
Recuerdo tu casa llena de cachivaches y ese olor a memorias muertas.
Recuerdo una cáscara vacía sobre la cama de un hospital y una mariposa traslúcida revoloteando a su alrededor.
Recuerdo la ilusión traspapelada de dos niños en la ciudad de las cien torres.
Recuerdo un callejón por donde el mundo no pasaba, sólo nuestro particular proceso.
Música de Alphaville: https://youtu.be/K0GVOCzEkS4