24 de enero de 2011

Instante nº 51


Es lo que hay

Enquistado bajo una montaña de necesidades que han diseñado en exclusiva para ti te revuelves contento, casi sin aliento, y te dejas inocular por el virus del bienestar social para que dé algún sentido a tu vida, para que justifique esa felicidad promiscua que va y viene pero que nunca llevas contigo porque es simple, poco sofisticada, ligera cuando llega, pesada cuando se va, de extraña belleza, de inquietante lealtad, una tranquilidad antigua y abstracta en la que ya no confías porque te abruma su inmovilidad, te aturde lo simple que es, incluso te hiere…
Te han dicho que compitas, que seas ambicioso, que corras frente a un toro que no te persigue, que no se ha movido del sitio ni lo hará, que sigas tus impulsos, aunque a veces no los tengas, aunque estés bien donde estás, que no eludas tus deberes, tu compromisos y le seas fiel a unos principios establecidos en beneficio del interés general, si bien, quienes los dictan son unos pocos con ideas sibilinas, alianzas estratégicamente concertadas y los bolsillos llenos de aspiraciones personales que te señalan el camino con el único dedo sucio que les queda libre.
 
Te dijeron que no te encadenes a nada ¿recuerdas? y saliste disparado no sabes muy bien por qué hacía algún lugary cogiste un avión, te compraste un coche y te cambiaste de ciudad. Te han dicho que seas tu mismo mientras te enseñan todo un catálogo de poses entre las que puedes elegir, contoneándote desde el primer plano de un video promocional, seduciéndote con sus portadas de papel couché o con el argumento de alguna novela de ciencia ficción y todo para que te suplantes lo antes posible, te olvides de tu santa insignificancia, te vayas lejos y celebres tu mutación.
Ya has olvidado lo poco que necesitas para interesar a los demás, lo despejado que se veía todo desde la ventana de aquella habitación pero ahora te dejas estimular hasta el desmayo, te dejas inyectar con dosis de gracia ineficaz y te estremeces ante el vértigo que te produce toda su espiral de posibilidades y una mañana de éstas te levantarás queriendo ser Tom Cruise, la chica del anuncio o el ganador del Euro millón, querrás tener una moto, cambiar los muebles del salón, que te levanten un incendio o te apaguen un vendaval, que te lleven de aquí o te arrastren allá, que te pongan un foco, te publiquen un libro, te compren y te envuelvan en bonito papel celofán.
Pero por si todo esto era poco, no te preocupes, han inventado algo más, una frase de seis palabras y una coma que todo lo justifica, que es la coartada perfecta para el ir y el volver, para el ¡ay! y para el ¡aaaaaah!, la panacea sin contraindicaciones de la corporación social, la caja de Pandora exenta de mal, el vellocino de oro relleno de chocolate, una frase muy útil para la demora y la nostalgia, para la fanfarria y lo irreversible, una frase que vale para todo, una frase muy válida para ti ya, pero es lo que hay…


Música de Neues Kombinat:  https://youtu.be/UkUr7MLKEZY

26 de diciembre de 2010

Instante nº 50




 











































Lo dicho, una impronta, una forma de ingenio. Pasas página, se hace una breve pausa después llega otra, tatuada con palabras que nos muestran una realidad nueva, olas de papel que van estrellándose contra el malecón de las tapas, mientras una sinfonía de imágenes planea nuestro pensamiento. Entre página y página, como entre dos sonidos, un intervalo la música oculta del silencio, lo no dicho.

Música de Elsiane:  https://youtu.be/uAOCL-j94QI 

                              https://youtu.be/4u8wpqbYFNI


19 de diciembre de 2010

Instante nº 49


Aquella niña de alegría seria y mirada antigua era yo. Aún soy capaz de reconocerla, a pesar de su cara sucia, casi oculta entre capas y capas de desatenciones estipuladas en lo habitual, a pesar de ese barrillo paralizante que deja el victimismo y la agitación desorientada en que se envuelve el resentimiento del hombre despojado del paraiso. ¿En qué momento fui arrojada de aquel corazón? No lo sé. Lo he ido olvidando, día a día, con intención y esfuerzo, tal vez con el propósito de integrar todo su abandono en mí interior, en lo poco que iba quedando a salvo. Pero más allá de todas esas regiones parcialmente olvidadas por una necesidad de dejar hueco libre, presiento que ahora el eco subversivo de su desastre es capaz de emerger de nuevo, no para retornar con aroma fantasmal su paisaje, sino para espumar su sobrelleno, para desalojarme y convertirme al fin en el mito viviente de mí pequeña historia.

Música de David Sylvian:  https://youtu.be/YKSMfmLBKFo




Una escalera de caracol conduce hasta el corazón del enigma, en los escalones que nunca alcanzaron al cielo yacen los ídolos que fui descolgando del techo, los anhelos descoloridos por la falta de cuidado, los despropósitos barnizados con el esmalte de la escusa, y en el suelo, manchas, ya tan queridas, tan desintegradas, como esa luz quebrada que se filtra por la persiana pintada de la eterna conspiración.

No te dejaron hacer tus horas, verdad un suave desajuste se quedó clavado en algún lugar de tí, qué creías, que no lo sé yo también necesitaba ser salvada y nada acudió.
Sobre mí cayó una extraña arquitectura que impedía que cambiara de posición y allí, en su calado lento y doloroso sublime, casi místico, me fui hilvanando con cuidado hasta normalizar la fractura.

Música de David Sylvian:  https://youtu.be/0yrlwPbbMjE


 



 












Ahora quiero atender a sus señales, ofrecer mi mano a ese averno querido y tan merecido que refleja desde su espejo lo que soy, alguien torpe, confundido aún, un punto de intersección entre todo lo que me ha llevado y la invención que he ido creando.
Tal vez los planetas sepan, con esa sonrisa tranquila que les caracteriza, que la piel fatal que a veces le gusta usar a Dios, se ha vestido a menudo para nosotros de un único y amable color azul.


No, no busques más ángeles en las alturas, duermen plácidamente entre los escombros del corazón de nuestro enigma.


Música de David Sylvian: https://youtu.be/Hybva8b5ooo

21 de noviembre de 2010

Instante nº 48


































Permanecer en la cama, ver cómo se aleja el silencio. 
Calcular lo próximo y dejarlo correr. 
Embelesarme con la templanza de las sábanas, con la suavidad de una luz temprana que se ha quedado atrapada en las cortinas.
Quedarme en silencio y conversar con el murmullo de dentro, vigilando el suspiro del mundo, escuchando todo lo que tiene que decir, para intentar comprenderlo, para observar la perspectiva de su misterio.
Dar a Prana su ración de caricias cada mañana, ver su alegría desamparada en los ojos, su recibimiento a cualquier hora del día; yo con las llaves en la mano, él apuntándome con los bigotes risueños.
Tomar helados en cualquier época del año.
Andar descalza, dormir desnuda.

Música de Sonictune:  https://youtu.be/BOiWDNU6Zrs



 




























El blanco y el negro, el modo que tiene de simplificar la vida, de resaltar la dualidad de su subsistencia.
Las cosas bellas. ¿Que qué es lo bello? Lo que rellena su propio hueco.
Me gusta hacerme, abandonarme a mi naturaleza. 
Contemplar el mar, ese mar que llevamos dentro. 
Mirar el cielo; pensar que me piensa.

Música de Sonictune:https://youtu.be/PXpSMSlZ0cg 


 







 
















La música, esa dama que nos pinta la mirada.
Sentarme en sitios que no están hechos para ello.
La marea fuerte que nace en mí, cuando siento que lo he perdido todo.
Dar la espalda a lo que me sobra, a lo que no me lleva a mí.
Los besos suaves, lentos, infinitos.


Música de Sonictune:  https://youtu.be/ow-Pdw7a3Fk




20 de octubre de 2010

Instante nº 45


Tu y yo sabemos que existe un lugar abandonado por la luz, descuidado por el mal uso, que agoniza entre una caterva de sentimientos no expresados. Un territorio sobre el que no tenemos dominio y que cuando se agita bajo la conspiración de las emociones heridas, sacude el mundo entero y nos flagela el alma.
Pero también sabemos que hay un lugar en el  interior donde espera un niño con la cara lavada. Sobrevive en una ciudad infinita, en una región de destellos apagados que no reconoce idioma ni necesita aval, pero donde las ventanas siempre están entornadas, los portales son brechas abiertas de par en par y por sus puertas, sin cerraduras pasan el escombro y la naranja.
Todas las cosas de este mundo desfilan por allí, sin importar el aire extraño que puedan dejar porque al final dentro se queda lo que se queda, para instalarse en las paredes desconchadas del corazón, junto a la quietud templada de las fotos, perdidas para siempre en los bolsillos, adheridas a los pasillos blancos y los corredores negros, en el pan sin prisa de los domingos, impregnando las almohadas, destilando su fragancia, una ciudad infinita que te quiero mostrar.

Música de Künstliche Welten: https://youtu.be/N5LxTaBmH-M



A este lado del puente las cosas no son muy distintas. Los sábados por la noche son lo mismo en cualquier parte del mundo, da igual cual sea el plato del día o la oferta del mes. Se miran los unos a los otros esperando a que alguien se decida a concebir algo. Se buscan, se mezclan para disolverse, para formar otra entidad; el colectivo, ese que pronuncia el epíteto y condena la individualidad a la admonición, a la trivialidad concertada de la vida.

Nos ofrecerán nuevas cremas y nosotros iremos cambiando de marca, tocarán el silbato y sin saber porque saltaremos, y en el soliloquio de medianoche, frente a un televisor que ya no miramos, tarde o temprano terminaremos haciendo algo de literatura.




 

En algún punto del camino nos vendieron una idea sin ticket de compra; la idea de poder caminar sobre las aguas, la idea de tener que alcanzar eso que llaman “sentirse realizado” o lo que es lo mismo, ser útiles para nuestro uso, con el inconfesable anhelo de dejar un rastro de transcendencia en los océanos del tiempo. Pero lo cierto es que somos tan leves, múltiples y ocultos para las estrellas, cómo ellas lo son para nosotros.

 





Un día de ruido claro buscaremos en los bolsillos y no encontraremos nada, entonces comprenderemos que ninguna gloria nos esperaba al otro lado de la ventana.
Sin embargo, como si se tratase de un cuajo desprendido del techo en ocasiones podemos dejar que suceda el único y auténtico milagro; me refiero al sensual juego de gozar la vida sin atender al futuro, celebrar sin saber que nos estamos haciendo a fuego lento.

El resto, en realidad poco importa. ¿Quién puede saber que nos deparará la historia por más que analicemos la estadística voz de la experiencia?


 



Música de Obscenity Trial: https://youtu.be/xbSi_W9dwMo



Y mientras todo gira yo sigo por aquí, trazándote inevitablemente en mi cabeza, suspendida en la abstracción del visitante inesperado, testimoniando mi estancia en un trozo de papel ajado para después apuntalar parte de lo que soy en el engañoso imperio de la red.
Qué extraño. Me siento cómoda en lo extraño. Desfilo por el borde de lo inmediato mientras recojo la gracia que nos protege a los confiados. Tal vez sea por este frío o por la oscuridad que impera fuera, que tiene menos motivos para discutir con la que llevamos dentro.

 







 

Sí, se puede avanzar sin sueños. Se puede sonreír sin la proyección de lo calculado. Se puede estar sin saber que me ha traído hasta aquí, simplemente observando el estado de las cosas, navegando entre océanos de trazos imprevisibles, ignorando la sensación de que hay algo que está fuera de sitio, de que hay un aire emboscado que nos rodea.
Somos niños con máscaras pintadas en el rostro, con la filtración de las vulnerabilidades asomándose por los rictus cincelados en los ojos, en las comisuras de nuestros labios.
 





 Música de Fictional:




Vuelvo un poco menos adherida, un poco mas llena de nada. Atrás dejo un día blanco, lento y apretado y otro tibio y distraído que surcó destellos de plata con vuelo temerario.
Vuelvo con la convicción de que para vivir hay que soltar lastre, que toda calle tiene dos aceras y todo encuentro una búsqueda y una espera.
Vuelvo con la certeza de que no me he movido de sitio, de que mi pulso es fuerte, antiguo y suave y mi posición desordenada y flexible, como sólo pueden serlo las cosas duraderas.

Vuelvo comprendiendo que el pensamiento es un baile de nubes, que las conclusiones brotan y mueren a la orilla de cada intervalo y que hoy… es el primer día del resto de nuestras vidas.


Música de

11 de octubre de 2010

Instante nº 44















Es una cuestión de ser en el sitio que me corresponde, en el lugar que me tienta, una cuestión de reconciliarme con los líquidos y las sombras, de querer destripar el mundo para saber que me muerde por dentro, de permitir que me penetre despacio, ajeno, porque a pesar de toda la espuma que lo circunda, sé que debajo hay un estanque de crestas azules donde la vida se va cuajando. Es una cuestión de sentir, no de pensar y de permitir que las constelaciones hagan su trabajo. Un asunto inmejorable para restituir un pronóstico inmerecido.

Música de Jamiroquai: https://youtu.be/n3EsPTX0wuQ


27 de septiembre de 2010

Instante nº 43




 










Nacer duele, es un dolor lento.  
Un momento antes se acerca un leve presentimiento, el inexorable y silencioso aviso de que un cambio se avecina, para instalarse suavemente en alguna parte, o tal vez en ningún sitio, y de repente ahí está, la hermosa estampa de algo nuevo.




Música de Sasha: https://youtu.be/2FjyIUuGG20


21 de septiembre de 2010

Instante nº 42













 


En este bosque que se reclina sobre el baile del viento, en esta gruta viva de anchura secreta, hay una invención, pero es nuestra, de un modo tal, que ya somos ella. 














En este camino encantado, sembrado de víctimas y jueces provisionales, en esta vertiente devorada por quejidos mudos, está la quietud de un refugio que repone su destino. 















En este cobertizo desvencijado por la mordedura del mundo, herido de muerte incluso antes de haber nacido, está el abrazo de una sombra.
















Música de Icehouse:   https://youtu.be/rlNQyyHaKsg






16 de septiembre de 2010

Instante nº 41
















Extraña belleza la de ese pensamiento que a veces te asalta:
Ellos no saben lo que está sucediendo dentro de mí, y es cierto, ellos no lo saben.

Música de Depeche Mode: https://youtu.be/a8gYRf3aeQc

9 de septiembre de 2010

Instante nº 40




 













Busco aquí dentro el refugio que no soy capaz de encontrar fuera, en esta vida tumultuosa y desordenada donde el azar cae suelto en cualquier parte, donde el malestar que consiguió salvarse del naufragio se ha instalado en mi médula, tal vez para siempre, entre un laberinto de calles que se repliegan sobre sus edificios impidiendo el paso, dejando caer todo por un esfuerzo amarillo. Pero yo sé que todo dura un rato, y aunque hay ratos cortos y ratos largos, cada cosa dura lo que le toca. Por ese motivo, lo más sorprendente por la contradicción de su naturaleza, es que tengo la suave certeza que después de este extraño retiro, con el que intento sostener el vendaval absurdo que me espera al otro lado, volveré a caer presa del inevitable disparate de la vida.


Música de Rotersand: https://youtu.be/hR5DoJR0MhU


6 de septiembre de 2010

Instante nº 39





















Desconozco si saber mirar es una habilidad o el inevitable entrenamiento de los que viven en el casi retiro, pero de lo que estoy segura es que los reflejos son engañosos. Proyectan una luminaria insipida y travestida, cuando en realidad ocultan la eterna angustia de la vida, que contraída como un ovillo, anda dando botes de una pared a otra, siempre a la fuga. Saber mirar exige la anchura justa, así como escuchar requiere un silencio duro. Necesita el extrañamiento de unos ojos sin juicio que nos despoje del atuendo y deje al descubierto el forro y las costuras de la vida.

Música de The Knife:  https://youtu.be/k4QH5fy0uek

22 de agosto de 2010

Instante nº 38



 











La arena se desordena bajo los pequeños pies de agosto. La tachonan un tumulto de autómatas parlantes y perversas normalidades. Agosto los mira, levanta la vista hacia el impasible horizonte y sonríe. Después, continúa caminando por el arenal de lo particular. 


Música de Minerve:  https://youtu.be/WPk1BAwSz98


18 de agosto de 2010

Instante nº 37



Estoy aquí, extraña, improvisando, atendiendo una realidad impalpable que me observa sin juicio y que me va formulando con persistente descuido.


Música de Sneaker Pimps:  https://youtu.be/z_dfeqVl5B4


17 de agosto de 2010

Instante nº 36






 















Una cabeza desolada asoma por un vagón. Intenta recordar el paisaje lunar que ha dejado atrás pero le resulta del todo innecesario, de hecho imposible. De repente comprende que por un espacio de tiempo que dura justo la distancia que hay entre la partida y el encuentro, el engranaje descomunal por el que fluye la tensión arterial de su vida se ha vuelto a poner en marcha.


Música de State of the Union:  https://youtu.be/6vbJqwjnLuY

15 de agosto de 2010

Instante nº 35
















Alguien

Alguien es el que habita en la guarida de las hipótesis. El registro imposible de quien no han encontrado. El que no distingue tu sabor porque ni lo conoce, ni le importa, ni tiene ropa que lavar porque no sabemos cuando se embarra. Alguien no se detendrá en mitad de la línea para que le alcances, ni escuchará más de lo que le cuentes porque no se tomará tiempo en comprender tus razones. Alguien es una película sin créditos que sólo existe en los modales de la conjetura, al que nunca disparamos a los ojos porque le miramos de soslayo y que no levanta el dedo, ni escurre el bulto, ni empuña la pluma que escinde los márgenes del misterio. Alguien, no es un nombre.


Música de Goldfrapp: https://youtu.be/tPr8vZj8V9E


8 de agosto de 2010

Instante nº 34



















La intuición es la complicidad silenciosa con lo que "es" sin contornos, el estado del portal y la sombra,  el eco templado de lo que no se ha dicho, mi mirada infinita hacia tu adentro…

Música de Rammstein:  https://youtu.be/UssqJLx0Er8


3 de agosto de 2010

Instante nº 33



 







Las ciudades empezaron a edificarse en los sueños, en ese lugar donde se esbozan con tiza las primeras sendas y los pensamientos viajan descalzos sobre callejones de flores sin sol.


Con pasión y secreto alzamos vigas de anhelo blanco, levantamos paredes a nuestra medida, desechando tapices de realidad inconveniente, sorteando presentes que nos resultaban antipáticos. Era el dial donde sintonizábamos el mundo con nuestro ser y te aseguro que la emisora era brillante y singular.
Por entonces ignorábamos que montar ese caballo tenía un precio. Nunca hubo certezas, pero nosotros cabalgamos el viento como si fuéramos invencibles y claro, mas de una vez besamos el suelo, y allí abajo, las cosas de arriba flotan de un modo tan hiriente, del modo en que se revela lo insignificantes que somos.
¿Recuerdas? a pesar de todo, continuamos surcando la noche con impulsos fieros, buscando signos inequívocos de lo que pretendíamos, braceando los días y los años con el ansia de tiburones miopes mientras la reserva de la esperanza líquida se nos iba evaporando. Ahora preferimos acontecimientos profilácticos, de los que no dejan rastro de dolencia. Demasiadas torceduras han convertido la belleza del riesgo en un paraje aséptico, pero no me confundas, te estoy hablando del más sincero y etéreo acto creativo, inventarse la vida, porque lo otro, lo habítual, es el sonambulismo. Soñar despierto requiere gracia, tozudez y la insolencia de un repudiado, y si finalmente has comprendido que no hay que confundir vivir con correr, ni querer con haber llegado, soñemos sin miedo y soñémoslo bien.



Música de Cryo: https://youtu.be/nGZyMiD4MF4

25 de julio de 2010

Instante nº 32

















Julio es una bicicleta al borde de una sombra, a la orilla de una quietud, una bicicleta sin ruta que no va, salvo tras el aroma de una hora sencilla, una hora que perdido su minutero y se abre paso entre la multitud con el bastón del azar.

Música de Anoraak: https://youtu.be/m_TRamrEfQI

20 de julio de 2010

Instante nº 31
















No sé exactamente como sucedió, pero sí recuerdo el día en que lo vi llegar.
Era sábado por la mañana y la tele explicaba algo acerca de cómo desaprender lo aprendido. Hacía ya tres días que papá había ido al supermercado a por provisiones y aún no había vuelto. Según nos contaron mas tarde, se había perdido entre la sección de limpieza y la de juguetería y por lo visto no encontraba la puerta de salida. De echo, tardó varias semanas en dar con el camino de vuelta.
Mamá mientras tanto se había refugiado en casa un poco cabreada, hasta que un día harta de esperar decidió salir a la calle a por algo de comida fresca. Yo le pregunté si quería que le acompañase, pero creo que no me escuchó y si lo hizo, optó por ignorarme. Así que antes de que pudiera darme cuenta escuche un portazo y comprendí que me había quedado fuera de algo, o de todo, o en definitiva de cualquier cosa que estuviera pasando en ese momento. Y ahí estaba yo, desparramada en el sofá y envuelta por un singular desmayo mientras la televisión no paraba de hablar. Las paredes del salón comenzaron a dilatarse y contraerse al compás de mi respiración, y los muebles empezaron a emitir un suspiro lento que pronosticaba otra catástrofe más, pero de repente, tal y como ocurre con todas las cosas razonables de la vida, un griterío procedente del otro lado de la calle me rescató de la parálisis en la que me encontraba.
Cuando me asomé por la ventana vi a una muchedumbre que estaba organizando una buena juerga en el edificio de en frente. Nosotros nunca invitábamos a nadie, no hacíamos celebraciones ni organizábamos ningún tipo de despegue. Desde hacía tiempo deseaba enseñarle a alguien mi colección de discos así que me acerqué hasta allí a ver que pasaba pero cuando llamé al timbre y antes de poder decir una sola palabra, un tipo con cara de gilipollas me dijo que “no estaba invitada”, dándome con la puerta en las narices. Al principio me jodió un poco, pero rápidamente me hice a la idea. Entonces comprendí que lo mejor sería montarme la fiesta por mi cuenta, y además, hacerlo cuanto antes.
Confieso que me entraron unas ganas terribles de armar jaleo, sacudir el mundo y llevar mi exterminio hasta la calle principapl, pero en su lugar lo que hice fue bajar el tocadiscos de papá a la acera. Cogí uno de los vestidos que se ponía mamá en los días de vértigo y la pamela que usaba para las bodas de mugre y los coloqué sobre un maniquí de madera, que clavé como un mástil a la entrada de casa como si fuera una declaración de intenciones.
Sin saber muy bien cómo, al cabo de un rato estaba bailando sobre las sombras amables de los árboles, junto a la estafa de los vientos, cantando con las manos en alto bajo un sol deshilachado sin importarme la mirada de los que por allí pasaban.
Y así fue cómo los de la fiesta en cuanto se percataron del guirigay que estaba montando en la acera vinieron a conocerme un tío con pinta de memo y una copa en la mano me invitó a que pasara al interior de su bonita casa. Desde entonces he entrado y salido unas cuantas veces de ella. En ocasiones sólo para ver que se cuece dentro. Ya sabes, echar un vistazo, hablar con uno y con otro y todo lo demás. Pero al cabo de un rato siempre vuelvo a mi guarida, donde el ritual del ocio no salta a la de tres, donde no hay nadie a quien ganar nada, donde no se compite por ser descifrado y la vida transcurre sobre su apacible y misterioso esfuerzo.


Música de Iamx:  https://youtu.be/CGCABDnt02s

11 de julio de 2010

Instante nº 30




La soledad es un viraje hacia nuestro propio espectáculo, la comunión perfecta con el eterno soliloquio que llevamos dentro, ese que comenzamos a modelar entre juegos y que nos atestiguará hasta la despedida. Sólo cuando andamos por su senda, allí donde la división se gesta, lo hacemos de forma absoluta por la nuestra, porque ella es la que nos ofrece la distancia justa para mirar el mundo con extrañeza, la que regala el abismo al poeta, intimidad al apellido, gravedad a los objetos y dignidad en la mirada. Es la única piscina donde debería bucear la melancolía, aunque a veces es ella quien la ocasiona, y es que estar sólo es estar sin red dentro de nuestro vértigo, es sentir como la atmósfera observa cómo nos diluimos lentamente. Pero a veces nos engaña, distorsionando nuestras experiencias en verdades absolutas para tiempo después y con un poco de suerte revelarnos que todo es recíproco, que cada opción, cada axioma, tiene su contrario. Cuando la soledad es triste, cuando añora el hogar perdido, deflagra la tierra por donde pasa, impide conferenciar los estímulos en un juego de malabares y destila una inmovilidad que se transforma en pereza de vida. Pero cuando la soledad es deseada nos promete la inspiración y nos revela la pausa. Hay soledades forzosas y otras queridas, soledades azules y soledades de menta y agua y las hay que se sufren en compañía, que son las peores de todas. El ser humano es una soledad que intenta librarse desesperadamente de ella aunque no hay nada a lo que pertenezcamos de una forma tan absoluta, porque nos guste o no, todos estamos solos, abandonados en el guiso de nuestra propia aventura y como todo veneno, lo único que podemos hacer para impedir que nos dañe, es no dejar de beberla a pequeños sorbos.

Música de Seabound: https://youtu.be/nRcRjYb_Z34